En una tienda por departamentos participé en una discusión fortuita de 30 minutos sobre la gravedad de la agresión sexual y el acecho. Mientras estaba en la tienda escuché a una mujer gritar "¡Déjame en paz! ¡Me estás avergonzando! ¡Por favor vete! ¡Y se acabó!" Giré a mi derecha y vi a tres guardias de seguridad tirando y empujando a un hombre de veinte y tantos años por las puertas de la tienda mientras la mujer continuaba gritándole. Los guardias de seguridad se pararon afuera de la tienda impidiendo que el hombre volviera a entrar mientras el hombre gritaba amenazas de herirlos y los maldecía. La mujer permaneció sola durante varios minutos en la tienda. Me acerqué a ella y le pregunté si había algo que pudiera hacer para ayudar. Mientras ella procedió a hablar, otras 6 personas se reunieron alrededor. La mujer indicó que ella y este hombre habían estado saliendo durante varios meses, ella quería terminar la relación, pero él quería seguir saliendo y comprometerse para casarse.
Le informé que trabajaba en CALCASA, lo que hace CALCASA y que podía darle varios números de teléfono de los centros de crisis locales que podrían brindar servicios (por ejemplo, intercesoría, órdenes de protección de emergencia). La joven indicó que no necesitaba ese tipo de ayuda; después de todo, ella no ha sido violada ni maltratada. Luego procedió a describir lo que él había hecho:

  • Una noche la llevó a un área aislada del condado y no volvería a la ciudad hasta que ella tuviera sexo con él.
  • Se emborrachó en un club nocturno, la empujó al suelo y tiró de ella por los tobillos fuera del club a través del estacionamiento y dentro de su vehículo.
  • Se sienta fuera de su casa, clases universitarias y trabajo durante varias horas al día observándola.

Una vez que la mujer reveló esta información; allí comenzó una intensa discusión por parte de los 6 clientes sobre lo que debía hacer. Me sorprendió que nadie culpara a la joven. El grupo echó la culpa a los pies del chico. La discusión abarcó la presentación de informes a las fuerzas del orden, la planificación de la seguridad, el bienestar de ella y una súper patada en el trasero del tipo. La joven no hizo un informe cuando llegó la policía. Un cliente indicó que vino a la tienda para una venta pero se fue con información para proporcionar a sus alumnos; ella enseña inglés de grado 11.