Para desarrollar programas para evitar que los hombres cometan agresiones sexuales, debemos entender qué queremos cambiar. Si lo único que hacemos es educar a los hombres para que sepan que existe violencia sexual, no podremos lograrlo. Un artículo “Coerción sexual masculina: Análisis de algunos factores asociados” que aparece en la edición de octubre de 2009 de Informes de Psicología analiza algunos factores potenciales de riesgo y protección entre los estudiantes universitarios varones en El Salvador.
Tal investigación no necesariamente indica las causas de la violencia sexual masculina; en cambio, demuestra asociaciones.
En general, los hallazgos no son sorprendentes: la ira, los dobles raseros sobre el género y las actitudes favorables hacia el uso de la violencia contra las mujeres se muestran como factores de riesgo. Los autores sugieren que la participación religiosa puede ser un factor protector. Soy cauteloso de sacar demasiado de esa observación. Me pregunto si esto es específico de la vida religiosa en El Salvador o se basa en algún factor común entre los hombres que participan en la práctica religiosa.
La cita completa y el resumen de SeguridadLit aparece después del salto:
coerción sexual masculina: análisis de algunos factores asociados.
Sierra JC, Gutiérrez-Quintanilla R, Bermúdez MP, Buela-Casal G. Informes de Psicología 2009; 105(1): 69-79.
(Copyright © 2009, Ammons Scientific)
El propósito de este estudio fue evaluar, en una muestra de 700 estudiantes universitarios de 18 a 40 años de El Salvador, la importancia de variables sociodemográficas (edad, tener pareja y frecuencia de práctica religiosa), rasgos de personalidad (ira, hostilidad y agresividad), actitudes sexuales y actitudes machistas (erotofilia, doble rasero y actitudes de apoyo a la violación) para explicar la coerción sexual masculina. Todas estas variables fueron evaluadas. Una vez controlado el efecto de la deseabilidad social, el análisis mostró la importancia del rasgo de ira junto con una actitud favorable hacia el uso de la violencia contra la mujer, el doble rasero y las actitudes negativas hacia la sexualidad para explicar la coerción sexual masculina. Sin embargo, la participación religiosa puede actuar como un factor protector contra dicha violencia. Se necesitan modelos multidimensionales para explicar la violencia sexual contra las mujeres por parte de los hombres en relaciones heterosexuales.
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