Según la Huffington Post, “El primer obispo estadounidense acusado penalmente en el escándalo de abuso sexual del clero fue declarado culpable el jueves de un delito menor por no informar sobre sospechas de abuso infantil”. El obispo Robert Finn de la Diócesis Católica de Kansas City-St. Joseph fue acusado originalmente como resultado de tener conocimiento de que un reverendo en su diócesis poseía pornografía infantil y no informarlo a las autoridades. Finn había argumentado inicialmente que él no era responsable de informar y que esta responsabilidad la tenía el vicario general Robert Murphy. Es refrescante y reafirmante saber que Finn fue acusado y condenado, un mensaje claro de que aquellos en posiciones de poder y autoridad están siendo responsabilizados por ignorar la salud, la seguridad y el bienestar de los jóvenes en nuestras comunidades.
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